Cuando jugábamos en el barranco

En noviembre de 2009, la iniciativa Tenteatro impulsada por Alicia Ramos, enorme animadora  de la vida en Santa Brígida, me pidió una colaboración en el ciclo de entrevistas que realizó a distintas personas. El afán de recordar al niño que todos llevamos dentro alimentó esta aportación, que recupero ahora -quince años después de su primera entrega- sobre todo al comprobar que el material de aquella innovadora experiencia pedagógica y social ha desaparecido del espacio de Internet. Sirva como homenaje a Alicia y a esas enormes trabajadoras de la cultura que son las madres organizadas.


Me llamo Gonzalo Hernández Martel, nací el 17 de enero de 1962, un miércoles muy frío, en una cueva del Barranco de Las Goteras, por eso fui bautizado en la iglesia de San Juan Bautista de Telde. Soy el segundo hijo de los cuatro que tuvo Fefita Martel Torres, de profesión costurera, con mi padre, Juan Hernández Socorro, al que muchos conocieron como Juan el del Llano porque trabajó toda su vida en la finca de la familia Verdugo Acedo, hoy ocupada por la urbanización que va desde el Llano del Campo de Golf de Bandama hasta El Raso. En 1986 empecé a escribir en el periódico Canarias7 las noticias de Santa Brígida, como corresponsal, y un año después, en octubre de 1987, firmé el primer contrato para trabajar como redactor del mismo periódico. En octubre de 1989 pasé a trabajar en reportajes para Televisión Española en Canarias, que duró poco, porque en diciembre me incorporé a la redacción del periódico La Gaceta de Canarias, que se editaba en La Laguna (Tenerife). En noviembre de 1990 regresé a Canarias7, y desde entonces sigo en la redacción de este periódico. Ahora soy el jefe de área de Las Palmas de Gran Canaria, que se encarga de coordinar la información sobre la capital de la isla. Estoy casado desde octubre de 1992, y tengo dos hijos; Marta (12 años) y Juan (6 años). Y en mis ratos libres, aprovecho para organizar excursiones al campo, para viajar y hacer fotos. También me encanta la agricultura y todo lo que se puede hacer en el campo. Me gusta el fútbol, pero ya no puedo jugar porque me duelen las piernas. 

Si te pido que hagas un viaje a tu infancia ¿qué es lo primero que se te viene a la memoria?  Una imagen, un color, un olor, una canción…..? Cuéntame.

El ruido de las ranas en el barranco, las mujeres lavando en las charcas, la ropa tendida sobre las piedras. De pequeño iba con mi madre o mi tía Pino, que llevaban las cestas llenas de ropa cargando sobre sus cabezas. Una imagen que se ha perdido del paisaje canario, pero que forma parte de mi historia. 

Cuéntame un momento muy feliz de tu infancia y uno que recuerdes con tristeza.

Momento feliz, cuando se reunía toda la familia para recoger alguna cosecha, y se preparaba un sancocho donde había que comer por turnos. Un momento triste fue la muerte de Pituso, el perro que vivió con nosotros los primeros catorce años de mi vida.   

¿Para dormir preferías leer o que te contaran un cuento?

Yo prefería que me contaran cuentos, aunque fueran de verdad.

¿Recuerdas qué fue lo primero que leíste solo:  un libro de cuentos, un tebeo, un libro de aventuras ….? ¿Te acuerdas del título?

‘Rikki- Tikki’, la historia de una mangosta que tenía que adaptarse a vivir en la ciudad. Ahora he sabido que su autor se llama Manuel Maristany, y que fue una obra premiada en 1967. Pero me encantaban los tebeos, me leía todo lo de Zipi y Zape, y Mortadelo y Filemón. Y toda la colección de historias de Los Cinco. Y las historias de Mark Twain.

 

¿De qué libro guardas un buen recuerdo y por qué?

Los Viajes de Gulliver, y Robinson Crusoe. El primero, por las batallas desiguales con un gigante; el segundo, porque era un hombre abandonado en una isla. Yo vivía en una isla, y quería aprender a sobrevivir si me quedaba solo. 

 

¿Qué era lo mejor del verano?

Que estaba todo el día fuera de casa, jugando con los amigos en el barranco, haciendo casetas, organizando guirreas y partidos de fútbol.  

¿Te gustaba jugar solo o preferías las pandillas?

Siempre jugábamos en grupo. Pero un día nos pusimos a jugar al escondite y me escondí tan bien que nadie me encontró, hasta que se hizo de noche y tuvieron que venir a buscarme mis padres.

¿Recuerdas alguno de tus juegos favoritos con los amigos?

Las guerreas. Teníamos que organizarnos en grupos, y cada grupo era un ejército que tenía que desalojar las tierras del otro bando. Teníamos siempre un cuartel debajo de un árbol, o encima, y fabricábamos nuestras casetas.

¿Cuál es el juguete del que guardas un especial recuerdo?

Las escopetas de caña que nos enseñó a fabricar mi tío Domingo.  Se hacían con tiras de cámara neumática, que cortábamos nosotros mismos, una caña fuerte y el muelle de las trabas de la ropa. El diente de la traba servía de gatillo.

¿Que te gustaba coleccionar de niño?

Estampas de fútbol. También coleccionábamos anillos de las botellas de coñac Fundador, unas eran rojas y otras verdes, en la tienda nos daban medio duro por cada 25 anillas.  Y con eso comprábamos golosinas o estampas.

De los amigos de la infancia, ¿conservas alguno?

Los guardo en conserva; porque seguimos teniendo la misma confianza, como si nos hubiésemos visto ayer, pero nos vemos pocas veces.  

¿De pequeño querías ser como………….? (personajes reales, ficticios, cercanos,….)

Robinson Crusoe. También me gustaba ser como el guerrero del antifaz, que siempre perseguía a los malos.

¿Cuando eras pequeño qué soñabas ser de mayor?

Camionero en algún bosque de Canadá.   

¿Se han cumplido los sueños de tu infancia?

Ese no; nunca he podido viajar a Canadá. Y no, todavía no conduzco camiones. 

Si pudieras volver a ser un niño ¿que tres cosas no dejarías de hacer?.

Vivir en el campo, plantando y cultivando los alimentos de la casa. No dejaría de subir montañas, y estaría fabricando alguna máquina para volar sin hacer ruido.

 


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