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Platero y el niño

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Fátima es alta, muy alta, joven y elegante, con la piel azabache brillante y pelo bien peinado. Anda calle arriba con un niño de la  mano y por el camino la entretiene Dolores, una señora encorvada y muy mayor que se esfuerza por ser simpática. “Y tú ¿cómo te llamas?”, le pregunta al niño varias veces. El pequeño parece asustado, se esconde tras las enormes piernas de su madre y la mira con extrañeza. La madre sonriente trata de explicarle a la señora que no la entiende, que no habla español, que no sabe lo que está preguntando… sin perder esa amabilidad de quien quiere hacerse comprender con los gestos sin encontrar las palabras. Entonces el caminante se acerca improvisando la traducción de la pregunta al inglés, y eso obliga a la mamá a otra sonrisa incomprendida…  porque tampoco habla inglés. Como quien cambia de emisora en la radio, el andante callejero muda las palabras al francés, y entonces emerge la sonrisa de quien se agarra a una tabla salvadora… “es que somos de Senegal, ap

Cuando jugábamos en el barranco

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En noviembre de 2009, la iniciativa Tenteatro impulsada por Alicia Ramos, enorme animadora  de la vida en Santa Brígida, me pidió una colaboración en el ciclo de entrevistas que realizó a distintas personas. El afán de recordar al niño que todos llevamos dentro alimentó esta aportación, que recupero ahora -quince años después de su primera entrega- sobre todo al comprobar que el material de aquella innovadora experiencia pedagógica y social ha desaparecido del espacio de Internet. Sirva como homenaje a Alicia y a esas enormes trabajadoras de la cultura que son las madres organizadas. Me llamo Gonzalo Hernández Martel, nací el 17 de enero de 1962, un miércoles muy frío, en una cueva del Barranco de Las Goteras, por eso fui bautizado en la iglesia de San Juan Bautista de Telde. Soy el segundo hijo de los cuatro que tuvo Fefita Martel Torres, de profesión costurera, con mi padre, Juan Hernández Socorro, al que muchos conocieron como Juan el del Llano porque trabajó toda su vida en la finc

Talayero, el que nunca se rinde

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  (Discurso a los alumnos de 4º de la ESO del Instituto de La Atalaya, que nombraron padrino al autor en la entrega de orlas celebrada el 16 de junio de 2023 en el Centro Cultural de Santa Brígida).   Estimada señora directora, estimadas madres y estimados padres. Aplicados profesores y profesoras, y sobre todo, estimadas alumnas y alumnos que empiezan ahora una nueva etapa en la vida, Ustedes sabrán lo que hacen cuando invitan a un tipo como este a ejercer de padrino de esta camada de jóvenes. A un padrino tradicional se le pide que pague la fiesta, pero ustedes ya estaban advertidos. Saben, porque se lo dejé claro desde el primer momento, que dinero no tengo para pagar las deudas que acumula mi biografía con este centro, con el pueblo de la Atalaya y en general, con el pueblo crecido en torno al Satautejo, hoy llamado Santa Brígida.  Yo no podré ser padrino a la antigua usanza, porque tampoco podré aportar bienes como garantía de estas promesas de futuro.  Esta ilusión juvenil

Breves notas previas a las elecciones de mayo de 2023

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La cita electoral del 28 de mayo revisará la composición y las políticas del Gobierno canario, de los cabildos y de los ayuntamientos. Es el primer paso por las urnas después de la pandemia de Covid que alteró la vida de la gente desde marzo de 2020. Y es por tanto la oportunidad de medir si efectivamente, esa alteración ha provocado cambios profundos en la conciencia política de los ciudadanos, o quedará como un episodio sin relevancia en la configuración de la gestión pública. Sin ánimo de ser exhaustivo, estas son algunas percepciones previas de los elementos que se conjugan en esta convocatoria.  El Gobierno regional. La continuidad del actual gobierno, apoyado en el pacto de las flores que han mantenido cuatro partidos durante todo el mandato (esto es novedad en Canarias, un gobierno que aguanta sin alteraciones un mandato completo), dependerá del impacto que tenga en las urnas la fragmentación de Podemos. Porque en términos generales, el resto de los aliados (PSOE, NC y ASG) asp

A ver quién paga esto ahora, Alexis

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Con Alexis algunos periodistas tenemos una deuda. No una deuda literaria, ni una deuda sentimental. Ni siquiera una deuda simbólica; lo nuestro es una deuda de dinero. Porque Alexis trabajaba en el bar en el que nos gustaba trasnochar cuando salíamos del trabajo en horas ya oscuras para andar por las calles. Entonces aparcábamos aquellas almas errantes entre las mesas de billar y la barra del Cuasquías, y Alexis iba poniendo copas sin anotar, o anotando pero a escondidas, y sabiendo lo que se hacía.  En realidad lo sabía también Toñín Barrera, el dueño del local, que siempre ejerció su papel de bonachón que perdonaba todos los pecados de aquellos jóvenes sin destino, a sabiendas de que no tenían otro sitio mejor a donde ir. O sea, si se iban no gastarían en su bar, pero si se quedaban tampoco, aunque darían conversación al público y a las públicas y eso ayudaría a amortizar los gastos. Arriesgada apuesta.  Ambos, Alexis y Toñín, parecían cómplices al suministrar las copas sin llegar nu

En la 'Panza de burro' de Andrea Abreu

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De entrada, lo mejor que puede hacer el lector de esta saludable novela iniciática de la joven escritora tinerfeña es evitar el prólogo . Al menos antes de proceder a la lectura del texto sin más; el libro se bebe solo, no necesita hielo ni sabores añadidos que siempre camuflan el valor real de las cosas simples. La editora se atreve a colocar por delante del original su propia valoración de la obra que trata de vender. Ese esfuerzo, esa exaltación del marketing, es todo lo que le sobra al libro, sobre todo por el intento de situar sus experiencias personales (la vida privada de la editora!) a la misma altura, no; por delante de los bueyes que acarrean un buen cargamento de experiencia literaria. Dicho esto, buen lector, léase la novela, pero evite sus circunstancias. Lo mejor del texto de Andrea Abreu es el ejercicio de normalización de formas lingüísticas propias de Canarias . La vitalidad del texto radica en la naturalidad de las expresiones. La narración mantiene su pulsión gracias

‘El Barranco’ audiovisual, un ejercicio de conciencia

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El Barranco (Nivaria Tejera, publicado por primera vez en 1958 en París, en francés) es la primera novela que retrata el desgarro provocado en Canarias por la guerra civil española. Sin embargo, pese a su enorme calidad (literaria e historiográfica), sigue siendo ignorada para el gran público. Ahora, un grupo de seis cineastas   (jóvenes y mujeres todas), recorre el Archipiélago con un precioso proyecto audiovisual donde cada una de ellas desvela el sabor que les ha dejado la lectura del libro de la autora canario- cubana, cuyo reconocimiento es uno de los más flagrantes asuntos pendientes de la cultura canaria del último siglo. La obra de esta autora escapa del interesado, rentable silencio gracias al sostenido esfuerzo que desde la distancia realiza desde hace años María Hernández Ojeda , una incansable investigadora y difusora de la narrativa de Tejera, que representa también el enorme desafío de los jóvenes investigadores de este comienzo del siglo XXI. Profesora titular de Lite